viernes, 29 de marzo de 2013

La casa forrada en timbres postales






Agradecimientos: Alan Glass por hacernos llegar este material

Nota: reproducción fiel del artículo periodístco

Albert tenía seis años cuando por vez primera pegó una serie de sellos de correo sobre un sillón de la casa familiar en un acto que para él no representó el mínimo de vandalismo sino más bien la primera broma surgida de su innata esencia circense.

Albert mostró así lo que habrían de ser sus dos pasiones devoradoras: los sellos y el circo. Corría el año de 1904 y los esposos Shafer soñaban para su hijo una vida tranquila y un estatus convencional.Pero Albertt soñaba con la pista circense y que llegaría a ser uno de los más afamados actores cómicos del mundo.

Paralelamente aprovechó viajes que le exigían sus actuaciones para constituir una fabulosa colección de timbres que sobrepasó el millón de ejemplares.






En la cúspide de su carrera una caída sobre la pista lo condenó a la inmovilidad absoluta y la colección de sellos pasó a ocupar inmediatamente el lugar principal de su vida.
Pero Albert no se conformó con ser un coleccionista más: hizo de los sellos la razón única y esencial de su vida, una situación cercana a la locura.

Así comenzó recubrir  con sellos todos los objetos de sus pertenencias: mesas, piano, biblioteca, libros, digerías, sillas, chimenea, acuario, piezas de porcelana, vajilla etc.
Su departamento entero fue tapizado con timbre. Cuando ya nada quedaba por cubrir Albert inventó los cuadros con base a sellos con una esencia artística innegable original.

Cabe hacer notar que ese mismo gusto artístico lo utilizó en el recubrimiento de cada una de sus obras, para cada una de las cuales utilizó un tipo de seres que les dieron tinte característico.

Así las maderas con hábil combinación de los timbres se degradan desde el café oscuro al tenue y en el piano se mezclan homogéneamente las estampillas verdes con las cafés.

Gusto artístico en cada una de sus obras

Un detalle particular se observa en el autorretrato del propio coleccionista conformado por un conjunto de Penny Black que valen una fortuna, como también los ojos azules del retrato de Lady Hamilton cuyos azules ojos están cubiertos por dos Penny Blue Victoria valuado cada uno en $12.000 dólares.

En 1958 Albert Shafer murió y sus objetos se dispersaron, pero otro gran actor circense inglés Arthur Van Norman, que conoció a su congeneré y su pasión, rescató poco a poco sus obras en Estados Unidos y Gran Bretaña hasta reintegrar la colección.

A la edad de 82 años Arthur consagró la mayor parte de su tiempo en restaurar en sus detalles la colección de Albert Schaffer de la que se hizo depositario y que actualmente se halla en su casa de Yarmouth, a unos 200 km de Londres, abierta no sólo los admiradores de curiosidades sino también a los amantes de la filatelia que, lupa en mano, pueden observar allí el único ejemplar conocido del One Cent Magenta editado en la Guyana inglesa.

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