Agradecimientos: Alan Glass por hacernos llegar este material
Albert tenía seis años cuando por vez primera pegó una serie de sellos
de correo sobre un sillón de la casa familiar en un acto que para él no
representó el mínimo de vandalismo sino más bien la primera broma surgida de su
innata esencia circense.
Albert mostró así lo que habrían de ser sus dos pasiones devoradoras:
los sellos y el circo. Corría el año de 1904 y los esposos Shafer soñaban para
su hijo una vida tranquila y un estatus convencional.Pero Albertt soñaba con la
pista circense y que llegaría a ser uno de los más afamados actores cómicos del
mundo.
Paralelamente aprovechó viajes que le exigían sus actuaciones para
constituir una fabulosa colección de timbres que sobrepasó el millón de
ejemplares.
En la cúspide de su carrera una caída sobre la pista lo condenó a la
inmovilidad absoluta y la colección de sellos pasó a ocupar inmediatamente el
lugar principal de su vida.
Pero Albert no se conformó con ser un coleccionista más: hizo de los
sellos la razón única y esencial de su vida, una situación cercana a la locura.
Así comenzó recubrir con
sellos todos los objetos de sus pertenencias: mesas, piano, biblioteca, libros,
digerías, sillas, chimenea, acuario, piezas de porcelana, vajilla etc.
Su departamento entero fue tapizado con timbre. Cuando ya nada quedaba
por cubrir Albert inventó los cuadros con base a sellos con una esencia
artística innegable original.
Cabe hacer notar que ese mismo gusto artístico lo utilizó en el
recubrimiento de cada una de sus obras, para cada una de las cuales utilizó un
tipo de seres que les dieron tinte característico.
Así las maderas con hábil combinación de los timbres se degradan desde
el café oscuro al tenue y en el piano se mezclan homogéneamente las estampillas
verdes con las cafés.
Gusto artístico
en cada una de sus obras
Un detalle particular se observa en el autorretrato del propio
coleccionista conformado por un conjunto de Penny
Black que valen una fortuna, como también los ojos azules del retrato de Lady
Hamilton cuyos azules ojos están cubiertos por dos Penny Blue Victoria valuado
cada uno en $12.000 dólares.
En 1958 Albert Shafer murió y sus objetos se dispersaron, pero otro gran
actor circense inglés Arthur Van Norman, que conoció a su congeneré y su pasión,
rescató poco a poco sus obras en Estados Unidos y Gran Bretaña hasta reintegrar
la colección.
A la edad de 82 años Arthur consagró la mayor parte de su tiempo en
restaurar en sus detalles la colección de Albert Schaffer de la que se hizo
depositario y que actualmente se halla en su casa de Yarmouth, a unos 200 km de
Londres, abierta no sólo los admiradores de curiosidades sino también a los
amantes de la filatelia que, lupa en mano, pueden observar allí el único
ejemplar conocido del One Cent Magenta
editado en la Guyana inglesa.
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