Alan Armengol García Aguayo
Los
seres humanos, siempre buscamos algún “elemento” que funcione como nuestro
diferenciador en la sociedad y que forme parte de nuestra identidad. Las
afinidades, hobbies, gustos y aficiones son elementos que nos hacen únicos y le
dan sentido a nuestros días, llegan a ser parte del crecimiento personal y
profesional, se crece con ello, se perfecciona al paso de los años, alimentando
siempre nuestra vida.
Por
ello, desde pequeños, nos vemos motivados a elegir alguna afición, que nos
ayude a destacar dentro de nuestro círculo de amigos. El coleccionismo es una
de las mejores opciones que se nos presentan y es así como grandes
coleccionistas iniciaron su tarea, motivados por poseer una colección única,
que se convierta en parte importante de su vida, e incluso, que sea envidiada
por los demás.
Pero
cuando escuchamos la palabra “coleccionismo” es inevitable pensar en el hecho
de guardar piezas u objetos, los cuales ocupan cierto espacio de la habitación
de algún coleccionista. En ocasiones muchos confunden el coleccionismo con la
acumulación, pues existen personas que solo guardan objetos de una misma categoría
sin orden, colocándolos en cajas y sin agregar un sentido. Por ello, cualquier
persona interesada en tener una colección debe plantearse previamente un plan
como línea de acción para estructurar las piezas a coleccionar y un modelo de
organización que facilite dicha actividad.