Agradecimientos: Alan Glass por hacernos llegar este material
Albert tenía seis años cuando por vez primera pegó una serie de sellos
de correo sobre un sillón de la casa familiar en un acto que para él no
representó el mínimo de vandalismo sino más bien la primera broma surgida de su
innata esencia circense.
Albert mostró así lo que habrían de ser sus dos pasiones devoradoras:
los sellos y el circo. Corría el año de 1904 y los esposos Shafer soñaban para
su hijo una vida tranquila y un estatus convencional.Pero Albertt soñaba con la
pista circense y que llegaría a ser uno de los más afamados actores cómicos del
mundo.
Paralelamente aprovechó viajes que le exigían sus actuaciones para
constituir una fabulosa colección de timbres que sobrepasó el millón de
ejemplares.